Nacer, silbar, girar, respirar, sembrar, saltar…
Lisa Blackmore, Laura Giraldo-Martínez, Diego Piñeros García, Juliana Steiner
Editores
Tejiendo red
Durante el 2023, como colectivo entre—ríos, recorrimos el río Bogotá desde su nacimiento en el páramo de Guacheneque, en Villapinzón, hasta el emblemático Salto del Tequendama. Nuestro propósito fue escuchar lo que el río nos reverberaba para poder entender la vitalidad que conserva pese a su estado crítico de contaminación. Por medio de encuentros y conversaciones, nos conectamos una y otra vez con la vida del río y la diversidad de modos de habitar su cuenca. Durante nuestros recorridos, el río apareció en formas diversas: en su relación con el páramo, la montaña, las huertas campesinas, las recetas familiares, las rocas y farallones, con el altiplano, la gran sabana y la ciudad. Empezamos a percibir las conexiones entre diferentes puntos de la cuenca donde se degrada la salud de sus aguas y donde se gestan acciones de cuidado hacia este ecosistema ribereño.
Cómo cuidar un río es fruto de un proceso colaborativo de muchas voluntades, afectos y energías. Como equipo curatorial y editorial, nuestro trabajo consiste en afinar la escucha y tejer red entre personas e iniciativas que se sienten convocadas a proteger los pulsos del río Bogotá. Las formas de la red son tan orgánicas y dinámicas como las vidas que se entrelazan en las comunidades y los ecosistemas de la cuenca. Para soñar con el río y conectar a las personas que conocimos en los recorridos, nos reunimos con 16 habitantes y guardianes de la cuenca para compartir el Piquete del río Bogotá. Para poder “comer el río”, Cristina Consuegra y Carlos Alfonso crearon un menú a partir de sus visitas a las huertas de la cuenca alta y media y las conversaciones con quienes siembran, cosechan y cocinan. Congregaron tanto a los alimentos que crecen limpios en la cuenca, como a las memorias e historias de las recetas que se han transmitido por generaciones en la mesa servida frente al Salto del Tequendama, el 26 de abril de 2023. Ese día, como dijo Carlos Cuervo, reencontrarse con el río desde la tradición del piquete inauguró una nueva historia entre los comensales, uno que les unía en el espíritu común de amor por la cuenca.
Después del Piquete, volvimos a cada lugar del recorrido para re-encontrarnos y aportar a siembras de árboles y semillas, actividades educativas y juntanzas comunitarias. En cada encuentro, fuimos tomando los “pulsos del río” con Luis Alejandro Camacho, profesor de Ingeniería Ambiental de la Universidad de Los Andes, quien nos enseñó a leer los estados fluctuantes de las aguas del río, explicando los cambios hidrográficos y tomando medidas de PH, oxígeno disuelto y conductividad eléctrica. Con esa misma agua, en un diálogo entre el arte y la ciencia, revelamos el aura de sus aguas en talleres de cianotipo con el fotógrafo Fernando Cruz. Tejimos río, revelamos río, compartimos río con las personas cuyas voces y acciones dan forma a esta publicación. Luego, como quien prepara un nuevo menú, Cristina y Carlos digirieron las grabaciones, fotos y notas de campo que cosechamos en esos encuentros para crear esta publicación y entablaron diálogos con Luis Alejandro y los guardianes de la cuenca. Metabolizados estos procesos y conversaciones, nacieron los textos y las imágenes que captan las muchas vidas del río y las historias de quienes trabajan por su cuidado y protección.
Guardianes del río
Cómo cuidar un río reseña comunidades, esfuerzos e iniciativas ubicadas en diversos puntos de la cuenca alta y media. Retrata las relaciones que se tejen en y con el río en solo seis puntos, sabiendo que, como toda selección, estos son tan solo un fragmento de un mundo más grande de cuidado, activismo y arraigo.
El capítulo de Villapinzón se enfoca en la familia Pedraza, Claudia, Efraín y Leonor, quienes promueven el turismo comunitario a través del Refugio de Guacheneque y con Su Mercado Campesino y el Acueducto veredal de La Merced fortalecen redes de mercado campesino y aportan a la gestión comunitaria del agua. Se nutre de la voz y pasos sabios de Gloria Arenas, quien nos guió por el páramo hasta el nacimiento del río, convirtiendo la alta montaña en un aula viva.
Las voces e imágenes recogidas en Suesca cuentan de los encuentros alrededor de la montaña, la cocina y el río, que son cultivados por Nathalie Silva y Sandra Medina, de la Fundación el Silbido de la Montaña; Ángel Stiven García y la Asociación Solidaria de Recicladores Unidos por Cundinamarca, y Leyla Cárdenas, del proyecto Manos a la Cuenca. Aquí, también suena la voz de Fernando Vásquez, de la Fundación al Verde Vivo, y su insistencia durante tres décadas de que el río es bosque, y si se restaura el bosque, el río también podrá renacer innumerables veces.
El retrato de Sesquilé se compuso de la mano de Carlos Alberto Candil Chauta del Cabildo indígena mhusyqa de Sesquilé Chuta fa Aba los hijos del maíz y de Richard Décaillet de la Reserva Tomsatyba. Sus palabras nos conectaron con la fuerza de las semillas, las huertas en espiral y la memoria. El compartir entre personas del Cabildo y los colectivos RUAK+ JAFAIK+ y el Kanasto de Abundancia de la Chorrera, Amazonas, nos recuerda que las aguas, como el pensamiento, se tejen, y que el contaminar aguas río arriba reverbera en aguas río abajo, uniendo la palabra y el territorio andino-amazónico también. Aquí, el futuro del río es ancestral.
Cómo cuidar un río sigue los caminos del agua por el tejido urbano, donde empiezan a filtrarse por los humedales. El capítulo de Suba se detiene en el encuentro del cauce con el Humedal La Conejera y la Reserva Thomas van der Hammen en el norte de Bogotá, lugar de defensa y concientización que llevan adelante Sabina Rodríguez Van der Hammen, la Abuela Blanca Nieves Mususú, la profesora Liliana Novoa, con sus estudiantes en el Colegio Tibabuyes Universal y Marcela Peñuela del Humedal Jaboque. Ellas saben que los humedales son los pulmones del río.
La publicación sigue el curso del río que sale de la ciudad por el occidente, donde sus aguas ya anaeróbicas se bombean al Embalse del Muña en Sibaté para pasar por tubos a centrales hidroeléctricas cuenca abajo. En el capítulo de El Charquito escuchamos las voces de Paula Caucalí, Rosa Ruíz, Álvaro Botello y Juan Esteban Botello, y las de muchos otros vecinos de la vereda, que siembran y aprenden del río con la Escuela de Pensamiento Ambiental y de la Paz Humedal El Charquito en los predios que acogieron a la primera planta hidroeléctrica de Colombia. Hoy, al lado de esta infraestructura obsoleta, se siembra arraigo en la chagra madre.
El Salto del Tequendama marca la última parada en la navegación de la cuenca de Cómo cuidar un río. Acá, se resalta la protección legal del caudal y la restauración del bosque de niebla que han impulsado María Victoria Blanco y Carlos Cuervo en la Casa Museo Salto del Tequendama y la Fundación Ecológica Granja El Porvenir a lo largo de treinta años. En estos dos últimos lugares donde el Bogotá está en su punto más contaminado, corren aguas vivas por el humedal y el bosque. Respira el río.