El Cabildo indígena Mhuysqa de Sesquilé Chuta fa Aba los Hijos del Maíz se organiza en 1999 y logra el reconocimiento de su territorio como resguardo en 2023. A partir de un proceso de educación propia, el Cabildo trabaja con los abuelos, las mujeres y los jóvenes en la recuperación y transmisión del conocimiento ancestral mhuysqa. El trabajo espiritual, que incluye visitar los sitios sagrados, hacer pagamento y conocer la medicina tradicional, es parte central de este proceso.

La cosmología mhuysqa gira en torno al agua. El giro es importante porque representa el camino, el tejido, la espiral; y el agua es el hilo de la vida. Correr la tierra, como la llamaron los cronistas, fue una de las ceremonias principales de este pueblo. Consistía en un peregrinaje que recreaba el movimiento del sol –entre los solsticios de diciembre y junio– sobre los Cerros Orientales de la Sabana de Bogotá. El recorrido conectaba siete lagunas sagradas desde Ubaque hasta Guatavita, cada una de ellas símbolo de una etapa diferente de la vida.

La reserva agroforestal Tomsatyba (centro de maestría, en mhuysqubun) apoya al Cabildo por medio de procesos de formación audiovisual y agricultura regenerativa. La reserva colinda con el resguardo, lo que ha llevado a que trabajen juntos por la continuidad y el cuidado del agua y del bosque. La contigüidad también se ha convertido en una oportunidad para reimaginar las formas convencionales de tenencia de la tierra. Frente a esto, el agua, que pasa de cuerpo en cuerpo y es la misma entre todas las formas de vida, ha sido centro y maestro, tomsatyba.

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La mitología mhuysqa está estrechamente imbricada con el devenir del río Bogotá. Además de haber sido una ruta principal de comercio amerindio, el río fue y sigue siendo un conector espiritual para los mhuysqas. A las aguas del río las custodian en diferentes puntos sus dioses y los sitios sagrados que se encuentran sobre su cuenca –nacimientos, rocas, cuevas– son bocas en las que se depositan, como alimento, los pagamentos.

Al salir de Suesca, el río deja de estar confinado entre montañas y su pulso se mantiene fuerte al pasar, medio día después, por Sesquilé. Durante este trayecto, el río no atraviesa grandes zonas urbanas, su cauce recorre libremente por la Sabana. Durante este tiempo, el río no atraviesa grandes zonas urbanas, su cauce recorre libremente por la Sabana. Empieza a comportarse como un río aluvial: disminuye su velocidad, cambia de color y sus aguas se abren, divagan, forman y cortan meandros. El río se ensancha y profundiza, su vitalidad podría hospedar a cangrejos, guapuchas y capitanes. Pero la fuerza de este pulso está enmarcada entre fronteras que impiden que la vida fluya de manera continua por su cauce. Pagar en espiritual hace parte de las formas en que las comunidades mhuysqas buscan ensanchar estas fronteras, del nacimiento a la desembocadura del río, para cuidarlo.

¿Cómo se come un río?

Inspirados por los esfuerzos de diversos colectivos que cuidan el río, el 26 de abril de 2023 convocamos a 16 habitantes y guardianes de la cuenca a un Piquete de Río Bogotá en el Salto de Tequendama.

Desde Villapinzón, Suesca, Sesquilé, Bogotá, El Charquito y el Tequendama se sumaron representantes de cabildos Muysca, acciones de restauración ecológica y gestión comunitaria del agua, educación ambiental, turismo de naturaleza, huerteros y líderes de mercados campesinos.

Fue un Piquete para soñar lo improbable: juntar cuidadores del río para comer en uno de sus puntos más contaminados, para conocer los alimentos de su cuenca y las recetas que se han transmitido por generaciones.

¡Un Piquete para compartir el amor por la cuenca, y claro… para comerse el río!