Tejer(nos)

ALEJANDRA ORTIZ DE ZEVALLOS

Es imposible ser sólo un individuo.

Lo dice nuestro cuerpo, su hambre, su frío, la marca de su ombligo, vacío presente
que sutura el lazo perdido.


–  Marina Garcés

El carrizo es una planta que crece en los márgenes de los canales y ríos. En Lima la población de carrizo es escasa, pues la ciudad ha crecido sepultando sus ríos y canales de agua. Hoy sólo existen dos canales operativos, Surco y Huatica, ambos nacen del río Rímac y desembocan en la costa.  A pesar de ser las venas que transformaron el desierto de Lima en valle hace más de 2000 años y de que actualmente continuan irrigando las áreas verdes de la ciudad, la mayoría de las personas desconocen su existencia. Son pocos los tramos que aún quedan al descubierto y cuando ello sucede suelen estar muy contaminados. El carrizo crece allí en los espacios invisibilizados, en medio del hacinamiento urbano, en los márgenes del tejido hidráulico invisible, los flujos que abastecen la tierra y continúan engendrando vida.

La keshwa es la soga que normalmente se trabaja con el ichu. Es una trenza a dos cabos, cada cabo gira sobre sí mismo y entre sí, para facilitar los giros y la torsión es preferible tener las manos mojada y mantener un ritmo constante. El Stipa Ichu o paja brava es una planta herbácea del Altiplano andino sudamericano. Es una fibra sumamente resistente y por ello la keshwa de ichu se ha utilizado desde tiempos prehispánicos para la construcción de puentes, la movilización de carga y para los techos de los hogares en la sierra andina. Los puentes colgantes de ichu trenzado, interconectaban el camino de Qhapaq Nan, la ruta del Tahuantinsuyo del imperio incaico. Hoy en día el puente de Q’eswachaka es el único sobreviviente en el territorio de los Andes centrales, el cual cada año los habitantes de la comunidad de Canas vuelven a tejer.

Santiago Pilco de la comunidad de Kacllarakay en Moray, Cusco me introdujo en el conocimiento de la keshwa algo que él aprendió de su abuelo, de hecho, cuando le pedí que me enseñara sus manos tardaron un poco en recordar el saber que le había sido transmitido hace muchos años. Los movimientos repetitivos, la posición del cuerpo y la concentración y la conversación configuran una atmósfera de cuidado y sintonía al momento de tejer en colectivo. ¿Qué significa tejer en ese contexto? ¿Es un lenguaje? ¿Un recurso? ¿Un soporte para generar o mantener la estructura comunitaria? En el mundo andino reunirse a tejer es reunirse a preservar el conocimiento local, a cuidar y cultivar las relaciones sociales – de las cuales depende su bienestar.  El valor reside no sólo en el producto textil terminado, sino en la cuestión intangible del proceso, en la entrega, la transmisión de conocimiento, la práctica, la constancia, el tiempo.

¿Qué es tejer? ¿Cómo se teje?
¿Cómo tejes tú?

Citar este trabajo: Alejandra Ortiz, Tejer(nos). 2020. Texto, video y tejido. entre-rios.net/tejernos

Tejer(nos) se realizó como parte del proyecto curatorial organizado en 2020 durante la pandemia COVID-19. Durante seis meses, nos reunimos entre artistas, investigadores y activistas de Colombia, México y Perú para explorar los ríos Bogotá/Funza, Usumacinta y Rimac a través de metodologías de investigación remotas para el desarrollo de proyectos de investigación-creación reunidos en los canales curatoriales de esta plataforma digital. Curadores: Lisa Blackmore, Emilio Chapela y Diego Chocano..

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