Acualiteracias
Entendiendo y percibiendo las aguas como dispositivos de datos híbridos
Por: Daniela Medina Poch
Las acualiteracias surgen del deseo de relacionarme con las aguas a través de la sensación y la imaginación y con disposición al aprender a recibir, interpretar y recodificar la información y el conocimiento que nos ofrecen. El acercamiento a las alfabetizaciones acuáticas emerge de la intención de establecer canales de comunicación ecocéntricos y significados a partir de estas comunicaciones. Pensar y sentir con el agua, en lugar de simplemente ‘sobre ella’, es un intento de construir puentes epistémicos y afectivos hacia el conocimiento generado y ofrecido por el agua. Es en sí mismo una disposición de alinearme con una perspectivas centradas en las aguas que reconoce a las aguas no solo como recursos, sino, sobretodo, como una fuentes.
Habiendo crecido en Bogotá, un humedal que se secó durante el periodo colonial, cuando caudalosos ríos se transformaron en canales de aguas residuales, durante mi infancia y adolescencia nunca establecí una relación afectiva hacia ningún cuerpo de agua en particular. Los océanos Pacífico y Atlántico estaban a unas diez y trece horas de distancia de donde vivía. No me enseñaron los nombres ni la ubicación de los ríos que me rodeaban y la única información que recibí en cuanto a esto estaba relacionada con lo contaminado, oloroso y muerto que estaba ya el río Bogotá. Sin embargo, en los últimos años he ido aprendiendo de, y disfrutando con, diversos cuerpos de agua tanto en la región sudamericana como en la europea. Los ríos Arzobispo, Pance, Spree, Fulda, Rin y Bogotá son cauces fluviales que me habitan, canales por los que guardo afecto. Desde aquí hablo yo.
En los últimos seis años, el agua se ha abierto paso como tema en mis investigaciones artísticas y el agua y yo, hemos colaborado a través de diferentes contextos y enfoques. Una de estas aproximaciones son las acualiteracias, inicialmente definidas como:
El reconocimiento de las relaciones de cuidado con las aguas como seres vivos, en todos sus estados, fases y ritmos. Pensar en acualiteracias tiene que ver con la comprensión de las relaciones afectivas recíprocas con y hacia ellas en la cotidianidad, en sus transformaciones a través del tiempo y en relación con nuestros propios cuerpos. Acualiteracias emerge desde la capacidad de senti~pensar, aprender e imaginar con las aguas y de poder recibir, recodificar e interpretar la información que contienen.
Conversación entre Daniela Medina Poch y Elizabeth Gallón Droste, 2021
Acualiteracias es un término inspirado en el concepto de corpoliteracias de Bonaventure Soh Bejeng Ndikung, que describe él mismo como ‘un esfuerzo por contextualizar el cuerpo como plataforma, escenario, sitio y medio de aprendizaje, una estructura u órgano que adquiere, almacena y difunde conocimiento.’ Al igual que las corpoliteracias, las acualiteracias evocan la capacidad de leer cuerpos, pero en este caso, cuerpos de agua. A partir de la definición inicial me ha interesado ampliar este término de forma tentacular y porosa.
Como medio que cohesiona, cuya capacidad vinculante sucede muchas veces a través de la disolución de elementos, es fácil olvidar las partes que componen las aguas. Esto contribuye a la creencia de las aguas como elemento homogéneo y singular. Cómo lente relacional de las agua, las acualiteracias son un recordatorio del carácter heterogéneo y diverso de éstas. Acualiteracias emerge desde el entendimiento de las aguas como soportes de datos en constante interactividad e intercambio con diferentes entornos. Aquí hablamos de aguas plurales.
A través de las acualiteracias se busca interpretar sus propiedades químicas y físicas en relación con las del entorno por donde transita. Desde la temperatura, el tono y la acidez, hasta la corriente, el curso y los sedimentos, las aguas pueden ser contenedores de información compleja. ¿Qué implica cierto tono de un río? ¿Qué ocurre cuando las aguas se estancan o cuando se funden con el petróleo? ¿Qué nos dice el agua con cal sobre las tuberías e infraestructuras de los sitios urbanos que habitamos? Como medios inter-geográficos, las aguas del río conectan la montaña al mar, el relieve a la profundidad, y desde el agua del mar se puede intuir qué flujos de actividades sísmicas, industriales, comerciales, cotidianas y rituales se llevan a cabo a lo largo del cuerpo fluvial. ‘El agua siempre está conectando unas partes con otras, fomentando el tipo de interdependencia necesaria para que haya vida,’ menciona el activista medioambiental Felipe Medina. Las aguas proporcionan datos e información clave sobre la interrelación de elementos en nuestro entorno más inmediato.
Existen cuerpos de agua dulce, salada e híbrida en forma de ríos, arroyos, estanques, charcos, lagos, lagunas, acuíferos, deltas, estuarios, golfos, mares y océanos, entre muchos otros. Dentro de la diversidad de los cuerpos de agua, también hay una variedad de aguas en nuestros cuerpos que se manifiestan a través del sudor, la orina, la linfa y la saliva. Acualiteracias implica entender que hay un diálogo constante de cuerpo a cuerpo, de nuestras aguas a otras aguas, en constante intercambio y a través de diversas estrategias. Al beber agua dulce y sudarla o liberarla en forma de sustancia salada llena de nutrientes a través de nuestra orina, se puede decir que absorbemos ríos y liberamos océanos. De este modo, nuestros cuerpos tienen una función similar a la de los estuarios: son pasajes porosos entre el agua dulce y la salada, umbrales que procesan y filtran sedimentos y residuos, espacios fértiles de regeneración, tránsitos. Estuarios cuyas aguas se desbordan anunciando ocasiones extra-ordinarias, el llanto, el orgasmo, cuando se rompen las aguas y en la muerte cuando se relajan los músculos y liberan las aguas que contenían. En varias ocasiones el agua antecede y sucede manifestaciones de vida. Desde una mirada interespecie, mucho podemos aprender sobre nuestros cuerpos observando los cuerpos de agua y viceversa.
Acualiteracias implica el reconocimiento de las respuestas situadas en el trato y el cuidado del agua a partir de las condiciones específicas del lugar. La superficie pantanosa de Bogotá se secó en la época colonial y se agrieta e inunda cada año cuando llega la temporada de lluvias. El suelo de Berlín, otro pantano, se mantiene unido por piedras cúbicas que permiten que el agua penetre manteniendo cierta estabilidad. Estos flujos nos dan pistas sobre la diversidad de estrategias que existen para administrar las aguas. Algunas comunidades de Etiopía se han opuesto a los proyectos de infraestructura del río Nilo, que podrían filtrar sus aguas y entregarlas más limpias, quitándoles los sedimentos necesarios y obligándoles a comprar fertilizantes artificiales. Arabia Saudí ha estado implementando la siembra de nubes para aumentar las lluvias con el fin de hacer frente a su escasez hídrica. Y en el estado de Chiapas en México, Coca-Cola ha absorbido las fuentes de agua y como consecuencia, no hay más agua para beber, hay Coca-Cola en su lugar. En todos estos casos vemos que la gestión del agua es siempre situada y política.
Las aguas también son superficies de proyecciones humanas y sistemas de creencias. ¿Qué ideas y percepciones sustentan y dan continuidad a nuestra relación actual con las aguas? El hecho de que el río Atrato, en Colombia, y el río Whanganui, en Nueva Zelanda, hayan adquirido el estatus de persona jurídica pone en evidencia otras visiones en torno a los cuerpos ambientales. Desde los ritos funerarios en río Ganges hasta el bautismo cristiano en donde la inmersión en el agua es a la vez símbolo de resurrección o la manera es que el agua circula en los jardines taoístas simbolizando sabiduría, flexibilidad y suavidad. Según la cosmovisión de la comunidad Wayuu del norte de Sur América, el mundo fue creado por un romance entre la Lluvia y la Tierra y hoy en día antes de un congreso, de una boda o de un evento relevante, en Colombia se clavan dos cuchillos cruzados en la tierra para evitar que llueva durante esos días. Todas estas prácticas y mitologías desvelan ciertas proyecciones simbólicas ante las aguas.
Las aguas también son portadoras de conocimientos e historias de otras temporalidades y generaciones. Las aguas del presente han circulado por otros cuerpos y entornos del pasado y seguirán recorriendo los cuerpos del presente y del futuro. El agua es dispositivo de comunicación trans~temporal, mensaje y canal que podemos escuchar activamente, entonces ¿de qué maneras una percepción ampliada de las aguas puede contribuir a introducir una noción no hegemónica del tiempo? Los Muiscas (una comunidad endémica situada en Bogotá y alrededores) tenían presente la hipermnesia de las aguas: su porosidad y su asombrosa capacidad evocadora. Al entrar en un páramo, eran extremadamente cuidadosos porque sabían que esa información acabaría llegando al mar. También desde la ducha, se pueden enviar mensajes a las aguas, aguas que al final están todas en comunicación. Sintonizarse con las acualiteracias significa aprender a escuchar, pensar, sentir, decodificar e interpretar este canal de información. ¿Qué queremos contarle al porvenir a través de las aguas del hoy?
durante temporada de lluvias y río con espuma residuo de detergente.
¿Y, qué afectos y emociones colectivos e individuales están vinculadas a determinados cuerpos de agua? Tal como las fases lunares afectan las mareas oceánicas, las mareas internas y las corrientes emocionales también reciben sus reverberaciones. Igualmente, a través de la experiencia directa con las aguas y las circunstancias en las que estos intercambios sucedan, hay una re-connotación afectiva hacia ellas. Desde el alivio y el placer de beber agua con sed o la alegría de una llovizna después de una temporada de sequía, hasta el gozo de la frescura de un baño, el agua como punto de encuentro, espacio de juego y relajación; la inmersión en un medio fluido que te abraza en donde la percepción gravitacional es distinta y por lo tanto los cuerpos se suspenden, flotan, se relacionan con el movimiento, la velocidad y el peso de maneras alteradas.También es muy frecuente la angustia y el miedo ante la pérdida de control en relación a las aguas y sus entornos, cuando, por ejemplo, es un océano que se debe cruzar con determinadas políticas migratorias y obstáculos físicos demandantes que suponen un peligro vital, una corriente fuerte de un río que es frontera o cuando el nivel de las aguas se ha levantado desbordando infraestructuras y poniendo en riesgo vidas, como también el dolor profundo hacia los cuerpos de agua que son a la vez cementerios que cargan vidas usurpadas, personas desaparecidas. Tener en cuenta el aspecto emocional y afectivo hacia las aguas es fundamental en la lectura expandida de las aguas ya que esta aproximación es un catalizador de una atención y observación detallada de estas, una moción hacia una interpretación cuidadosa. Y ¿cómo se transforman estas emociones a lo largo de las generaciones?
Después de crecer distante a los cuerpos de agua, me he sintonizado con el agua como consecuencia de los intercambios afectivos con ellas. Mi cuerpo se ha sumergido, mi piel ha absorbido y probablemente metabolizado algunas de sus partículas, los he fabulado, soñado, senti-pensado y recordado de muchas maneras. Ha habido y sigue habiendo un intercambio.
Acualiteracias es un léxico en flujo que emerge de las experiencias sensibles y del intercambio directo con el agua; por lo tanto, se ofrece como una investigación viva que puede crecer o decrecer en respuesta y receptividad a una variedad de circunstancias y contextos en los que el agua, a través de diferentes cuerpos, será la fuente de información.
Desembocadura del río Bogotá en el río Magdalena.
Bibliografía
Medina, Felipe. Water: An Organizing Principle for Peace. Earth Regeneration Fund, 2020.
Soh Bejeng, Bonaventure. In a While or Two We Will Find The Right Tone. Berlin: Archive Books, 2020.
Para citar este trabajo:
Daniela Medina Poch, “Acualiteracias: Entendiendo y percibiendo las aguas como dispositivos de datos híbridos,” 2023. https://entre-rios.net/acualiteracias/
Texto en inglés originalmente como: Aqualiteracies: Understanding (and Sensing) Water as a Hybrid Data Carrier, COVEN Berlin, 2019.
Curaduría / acompañamiento editorial: Lisa Blackmore.