cantos del río / ríos de canto
cuerpos sonoros, experimentos vocales
El canto colectivo es una expresión ancestral de comunión humana. Hemos cantado nuestros ríos desde el inicio de los tiempos. Queremos ser el canto de nuestros ríos. Encerradas en nuestras casas, ¿cómo cantar juntas? ¿cómo escuchar un río tan lejano? ¿cómo ser un río de voces?
El No Coro es un colectivo abierto de voces que escuchan. Buscamos abrirnos a través de la experimentación para romper paradigmas del mundo coral. Disolver las barreras entre público y cantante, entre intérprete y creador, entre sujeto y objeto, entre cuerpo y espacio, entre escucha y voz.
La pandemia ha vuelto del canto colectivo una actividad sumamente peligrosa. La tecnología de videoconferencia siempre tiene un retraso que vuelve imposible cantar en sincronía. Entonces solo es necesario preguntar ¿qué música podemos cantar juntos que no requiera sincronía?
Cada proyecto es un No Coro distinto, y para este proyecto se integraron al coro los participantes de entre-ríos. La mitad del grupo son coralistas entrenados, la otra mitad, artistas, científicos, paisajistas.
A través de Mumble, plataforma de audioconferencia de código abierto, conectamos nuestras voces para sesiones de creación, escucha e improvisación colectiva.
El proceso
Somos un grupo abierto y en flujo. Cada sesión nos conectamos entre 8 y 12 personas. Activamos nuestros cuerpos, nos estiramos. Respiramos. Respiramos hasta que nuestros cuerpos no puedan más. A través de nuestra respiración nos conectamos con el cuerpo, con la tierra, con el aire, con la sensación de asfixia de un río sin oxigenación, con la bocanada de alivio que todo ser experimenta al saberse vivo.
Para cantar es necesario escuchar. Un coro no es un grupo de personas que cantan, es un grupo de personas que se escuchan muy atentamente. Al improvisar, cada voz debe escuchar el flujo y aportar algo nuevo.
Con nuestras voces, con objetos, con nuestra respiración y percutiendo nuestros cuerpos, comenzamos a hacer paisajes vocales. Al ser un canto-respiración-percusión colectiva, cada voz se disuelve anónimamente en el río.
El paisaje cambia. El río contaminado respira agitado, se asfixia, se ahoga.
El vínculo entre el cuerpo y las emociones es bidireccional. Cuando el cuerpo experimenta una emoción, su respiración se transforma. Pero este proceso también ocurre a la inversa. Al forzarnos a respirar de cierta forma, desencadenamos emociones en nuestros cuerpos, positivas o negativas. Al ahogar nuestra respiración, estamos generando en nosotros la desesperación del río, su lucha por mantenerse vivo.
Cada sesión tomamos lo que funcionó de la sesión anterior y trabajamos sobre ello, construyendo cosas nuevas. Así se van formando piezas musicales complejas.
Ecoacústica
Según la hipótesis del hábitat acústico, las especies de cada ecosistema co-evolucionan de manera que cada una ocupa un nicho acústico. En un hábitat sano, cada especie de ave, insecto, rana o murciélago tiene un rango de frecuencias en los que pueden comunicarse, encontrarse, advertirse de peligros, etcétera.
Si a este hábitat llegan los seres humanos con un generador eléctrico, con sierras o con máquinas, inhabilitan una parte de estas frecuencias, imposibilitando la comunicación en ciertas especies. Esto es un hábitat bajo ataque.
Un hábitat completamente ocupado por el ser humano, por ejemplo, una ciudad, tiene muchas menos especies que han logrado adaptarse a la agresión acústica.
Este fenómeno se replica abajo del agua. Al introducir ruidos mecánicos de lanchas o de transatlánticos a un espacio auditivo, estamos agrediendo el espacio acústico de los animales subacuáticos. El tráfico de barcos comerciales ha causado tanto daño al hábitat acústico de las ballenas grises que les resulta imposible comunicarse y reproducirse.
El río Yangtze es turbio por naturaleza. El baiji, delfín rosa endémico de este río, es ciego y se comunica por ecolocación. La introducción de una cantidad inmensa de lanchas al río impidió a estos animales realizar prácticamente todas sus actividades de sobrevivencia, al grado que esta especie de delfín ya está extinta.
Al manifestar, como coro, un hábitat sano, cada coralista ocupa su espacio acústico en armonía atenta con el colectivo. Cuando el río es atacado, hay ruidos que pasan por encima de este espacio armónico, sin atender al daño que causan. En un hábitat completamente invadido (una ciudad), todos los sonidos pasan unos sobre otros y el resultado es desarmónico, cacofónico, agresivo.
Mapas vocales
Más allá de la ecoacústica, el objetivo de este proyecto es trazar con nuestras voces el mapa de los ríos usumacinta, bogotá, rímac. Mapas geográficos, que detallen el nacimiento y crecimiento de cada río, su paso por pueblos, por ciudades antiguas mayas, sus remolinos, sus páramos. Pero también mapas humanos, donde se escuchen las voces de sus habitantes actuales y ancestrales. Mapas temporales, donde se detalle su respiración y su pulso a lo largo del día, su crecimiento y encogimiento a lo largo de las estaciones, su cambio de curso a través de las décadas.
¿A qué suena la ira del Usumacinta cuando se desborda por las terribles lluvias de un mundo en calentamiento global?
¿A qué suena la Bestia y sus migrantes que huyen de la muerte a cada paso?
¿A qué suenan los cantos de los lacandones que han habitado su cuenca por milenios?
¿A qué suena el Bogotá?
¿A qué suenan sus piedras?
¿Qué escuchan los animales subacuáticos?
Nos basamos en el canto lacandón y en el canto de las piedras de la cuenca del Bogotá para hablar desde la voz de cada río.
Escucha radical
Una vez que abres tus oídos entra el flujo del mundo a tu cuerpo.
El acto de escuchar y cantar juntos genera un vínculo profundo. Es un espacio de experimentación, pero también de meditación, de curación, de contacto corporal y humano. Cada improvisación se genera una pieza nueva. Cada grabación es una documentación de un momento efímero con las personas que estuvieron en cada sesión y los temas que se abordaron.
Las sesiones de canto realizadas para este proyecto fueron un piloto para el proyecto. La idea inicial era ir componiendo entre todos una pieza musical sesión con sesión, pero en realidad cada sesión emerge algo distinto, y esa es la naturaleza de este proyecto. Se propone hacer de este acto un seminario permanente para ir desencadenando en nuestros cuerpos nuevos procesos de cada río.
Una vez que se aprende a escuchar, es fácil notar cómo una ciudad es sumamente agresiva para nuestros oídos. Se propone también hacer sesiones de canto y escucha con el público en general para desarrollar la escucha, la improvisación, y, a través de ellos, una conciencia ambiental.
Citar este trabajo: Elisa Schmelkes, Canto del río / ríos de canto. 2020. Texto, grabaciones sonoras e imágenes. https://entre-rios.net/cantos-del-rio-rios-de-canto/
Canto del río / ríos de canto se realizó como parte del proyecto curatorial organizado en 2020 durante la pandemia COVID-19. Durante seis meses, nos reunimos entre artistas, investigadores y activistas de Colombia, México y Perú para explorar los ríos Bogotá/Funza, Usumacinta y Rimac a través de metodologías de investigación remotas para el desarrollo de proyectos de investigación-creación reunidos en los canales curatoriales de esta plataforma digital. Curadores: Lisa Blackmore, Emilio Chapela y Diego Chocano..